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Backstory
Cuándo recibí mi carta pensé que sería otra de las pesadas bromas de mi vecino. Persona a la que guardo un rencor especial.Y decidí aquel día hacer caso omiso a esa carta, tirarla, y olvidarme de ella.
Si solo hubiera sido eso.
Empecé a encontrarme cartas en todas partes; las cajas de cereales de la cocina, y cojines del sofá estaban forrados de cartas. Incluso encontré en mi cajón para calcetines.
Todo esto me empezó a enfadar mucho.
Un día paseando con Tulio (mi hurón) me paró una mujer ya algo mayor preguntándome por mi compañero, si el animal mordía, si comía bien, si obedecía...
A lo que a todo respondía:"como un hurón, señora. Muerde porque está en su sangre. Come lo que tiene que comer. Y él no entiende lo que es la obediencia. Sigue sus normas de una manera peculiar. Aún así es el mejor del mundo, señora."
Me quedé sorprendida cuando en ese mismo instante pareciese que el mundo entero se paraba, que el tiempo no pasaba, y la mujer, acercándose a mi oído decía: "Sería un buen compañero en tu nueva escuela".
Y se fue. Desapareció. Tardaría como 3 o 4 segundos en asimilar qué me acababa de decir la mujer cuando me di cuenta de que estaba totalmente sola en la calle, que no había nadie, y empezaba a anochecer.
Al volver a casa, me encontré la misma carta que siempre en el felpudo, aunque esta era un poco más abultada.
La recogí, subí a mi cuarto y dejé a Tulio suelto por la habitación con su erizo de juguete.
Rasgué el sobre, y al suelo calló un pequeño collar rojo con un cascabel blanco. El cuál desaparecío al instante porque Tulio salió de debajo de la cómoda, mordío el collar y lo escondio para si mismo.
"Vaya cosa, una carta burlona y un triste collar. Deberían currarselo un poco mejor si quieren que me crea esto".-Pensé.
Leí la carta que vino en el sobre junto al collar:
"Aranel, nos complace comunicarle por octonogésima tercera vez, que su inscripción en el colegio Hogwarts de mágia y hechicería, ha sido aceptada con total agrado.
Así mismo deberá el día 1 de Septiembre estar en la escuela para su presentación a los profesores y a los demás estudiantes.
Dado también el escaso, o nulo, número de respuestas que hemos recivido de usted, adjunto a esta carta una lista de los materiales que deberá comprar y las normas básicas que deberá seguir al llegar a la escuela.
A su vez, el billete del tren para su llegada a la escuela y una lista adjunta de las direcciones, tanto de la estación donde deberá cojer el tren, como de las tiendas donde podrá comprar todo lo necesario.
Con total agrado nos despedimos de usted y esperamos que se una a nosotros el día 1 de Septiembre en nuestra gran cena de presentación.
¡¡Abrá mucha comida y dulces!!
Por favor no falte.
Un cordial y cálido saludo. El equipo de profesores de primer año."
Esto no podía estar pasándome a mí. Empecé a buscar entre las demás hojas, leyendo que és lo que debería de llevar a la escuela. ¿Qué era todo esto?. Demasiado empeño para una triste broma. Mi vecino no tendría las neuronas ni la imaginación necesarias para maquinar todo esto. ¿Sería verdad?.
Encontré la hoja con los materiales...
Muchos libros, deberían de ser muy caros también, plumas, ¿una túnica?. Y lo última una mascota...
¿¡Una mascota!?, ¿qué clase de colegio deja tener a sus alumnos mascotas en la escuela?. Pero no solo eso, además delicados.
"Se admitirán como animales de compañía en la escuela los siguientes:
Sapos
Ratas (incluídos también hurones, jerbos y ardillas)
Gatos
Lechuzas (y ciertos tipos de aves grandes)
No se permiten en la escuela la compañía de mascotas mágicas. Por opinión del guardabosques y consejo del director."
Hurones...
Salío Tulio empujando su erizo de peluche y sujetando con la boca el collar que vino en el sobre. Y se tumbó allí, en mi alfombra, mirándome.
Y yo, que soy así de avispada, como si creyera que me iba a entender le pregunté a Tulio si a él le parecía buena idea ir.
Se levantó, dejó el collar en mis pies, fue a por su peluche, lo dejó junto al collar y se tumbó en el suelo.
Bueno. Será eso un sí.
[***]
Hoy es 1 de Septiembre, estoy en el tren que me llevará a la nueva escuela, y Tulio, con su collar nuevo y su peluche dentro de su transportín.
A ver qué pasará cuando lleguemos.