Violett Granger-Weasley

Violett a simple vista parece una mescla perfecta de sus padres: un ojo azul, el otro castaño, pecas, cabello pelirrojo con mechones marrones... Claro que ella es Slytherin.

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12/17/21

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Recuerdos de Violett

Chapter 5

Estaban en Hogwarts, en el Gran Comedor, donde todos los alumnos por seleccionar bailaban alrededor de Albus.


— Albus Potter — dijo una niña llamada Polly Chapman.


— Un Potter. En nuestro curso — añadio Karl Jenkins.


— Tiene el mismo pelo que él — comento Yann Fredericks —. Exactamente el mismo.


— Y es mi primo — añadio Rose —. Soy Rose Granger-Weasley. Encantada de conoceros.


— Callensen — les dijo Violett, que era una de las pocas personas que no estaban bailando alrededor de Albus. Claramente, nadie le presto mucha atencion.


El sombrero seleccionador empieza a cantar:


Desde siempre y por entero


conozco vuestras cabezas,


¡son ya tantas las proezas


de este famoso sombrero!


Lo mismo me da si sois bajos o altos,


si tenéis el cabello liso o rizado,


probadme de una vez sin sobresaltos


y sabréis qué casa os ha tocado…


Empezaron a pasar la lista, y llego rapidamente el turno de Rose:


— Granger-Weasley, Rose.


— ¡GRYFFINDOR!


Los alumnos de Gryffindor aplauden con entusiasmo mientras Rose se une a ellos.


— Gracias a Dumbledore — susurro.


Los alumnos siguen pasando:


— Scorpius Malfoy.


— ¡SLYTHERIN!


Era lo que Scorpius esperaba. Asiente con la cabeza y esboza una sonrisa. Los alumnos de Slytherin aplauden con entusiasmo mientras él se une a ellos.


Violett aplaude ligeramente, captando algunas miradas.


— Bueno, es lógico — dijo Polly Chapman.


— Albus Potter.


Le ponen el sombrero a Albus, y esta vez tarda un poco más. Como si a él también lo desconcertara.


¡SLYTHERIN!


Se produce un silencio. Un silencio total y profundo. Un silencio que se agazapa y se retuerce,


herido en su seno.


— ¿Slytherin?


— ¡Toma! ¿Un Potter en Slytherin? — exclamo Craig Bowker jr.


Albus miro alrededor, indeciso. Scorpius sonríe, encantado, y le grita:


— ¡Ven conmigo!


— Sí. Vale — respondio Albus, profundamente aturdido.


— Pues entonces el pelo no era tan parecido — dijo Yann Fredericks.


— ¿Albus? Tiene que haber un error, Albus — dijo Rose —. Esto no es como debería ser.


— ¡Granger-Weasley, Violett!


Violett dio un respingo y se acerca al sombrero.


Tardo... ¿cuanto? ¿Cinco minutos? A Violett le parecio una eternidad.


Al final, el sombrero exclamo:


— ¡SLYTHERIN!


Otra vez silencio.


— ¿Una Granger-Weasley en Slytherin?


— Quizas es adoptada...


— Bueno, si hay un Potter en Slytherin...


Y de pronto se hallaban en una clase de vuelo impartida por la señora Hooch.


— Bueno, ¿a qué estáis esperando? — apresuro la profesora — Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido.


Los niños se apresuran a colocarse junto a sus escobas.


—Extended una mano sobre la escoba y decid: ¡Arriba!


— ¡Arriba! — exclamaron todos.


Las escobas de Rose y Yann vuelan hacia sus manos.


— ¡Sí! — exclamaron Rose y Yann.


— Venga, no tengo tiempo para haraganes — dijo Hooch —. Decid «Arriba». «¡Arriba!», con decisión.


— ¡Arriba! — exclamaron todos los niños, menos Rose y Yann.


Las escobas alzan el vuelo, incluida la de Scorpius y la de Violett.


Violett sonrie, antes de darse cuenta que la única escoba que queda en el suelo es la de Albus.


— ¡Sí! — exclamaron la mayoria, menos Albus, Rose, Yann y Violett.


ALBUS


Arriba. ¡Arriba! ¡Arriba!


Su escoba no se mueve. Ni un milímetro. La mira fijamente, incrédulo y desesperado. Se oyen risitas del resto de los alumnos.


— ¡Qué humillación, por las barbas de Merlín! — exclama Polly Chapman — No se parece nada a su padre, ¿verdad?


— Albus Potter, el squib de Slytherin — se burlo Karl Jenkins.


— Callensen — les dijo Violett.


— ¡Oh, miren, su perrita guardiana!


— Muy bien, niños — dijo Hooch —. Hora de volar.


Hermione aparece de pronto al lado de Violett, y una nube de humo se extiende.


Estamos de nuevo en el andén nueve y tres cuartos, y el tiempo ha pasado sin piedad. Albus tiene un año más. Hermione también, pero no se nota tanto.


— ¿Puedo tener mi espacio personal por un segundo? — pregunta Violett, exasperada.


— A los alumnos de segundo no les gusta que los vean con sus padres, ¿no es eso?


Un mago un poco entrometido empieza a describir círculos a su alrededor.


— No es eso. Es que... tú eres... tú y yo soy yo... y... uh...


— Sólo es gente que mira, ¿vale? La gente mira. Y me mira a mí, no a ti — intendo darle animos su madre.


El mago entrometido le tiende algo a Hermione para que firme, y ella niega.


— Miran a Hermione Granger, la ministra de magia, y a su decepcionante hija — suspiro Violett.


— ¿Qué quieres decir?


— A Hermione Granger y a su hija de Slytherin.


Hermione mira preocupada a su hija.


— Lettie...


— No me llamo Lettie. Me llamo Violett.


— ¿Te tratan mal tus compañeros? ¿Es eso? A lo mejor, si intentaras hacer más amigos… Sin Harry y Ron, yo no habría sobrevivido en Hogwarts. No habría sobrevivido, ni yo ni ellos, te lo aseguro.


— Pues yo no necesito a ningún Ron ni ningun Harry. Ya tengo a Albus y tengo… Tengo un amigo, Scorpius, y ya sé que a ti no te gusta, pero no necesito a nadie más.


— Mira, a mí lo único que me importa es que seas feliz.


— No hacía falta que me acompañaras a la estación, mamá — dijo Violett.


Ella coge su maleta y se aleja apesadumbrada.


— Pero es que yo quería venir…


Pero Violett ya se ha ido.


Todo se nubla y se vuelva a aclarar, mostrando a Rose, Albus y Violett junto a sus maletas.


—En cuanto arranque el tren, podrás dejar de hablar conmigo — le dijo Albus a Rose.


— Ya lo sé — acintio Rose —. Sólo tenemos que fingir delante de los adultos.


— Ni se por qué hacemos esto — suspiro Violett.


Scorpius aparece corriendo, con gran ilusión y una maleta aún más grande.


— Hola, Violett, Albus — dijo optimista —. Ah, hola, Rose.


— Adiós, Albus — dijo tajante, sin siquiera mirar a su hermana.


— Yo te aconsejo que no pierdas el tiempo con Rose — le dijo Violett —. Vamonos.


De pronto estaban en el Gran Comedor y vemos a la profesora McGonagall en la parte delantera del escenario con una gran sonrisa en el rostro.


— Y me complace presentar a la última incorporación del equipo de quidditch de Gryffindor: nuestra… — se da cuenta de que debe mostrarse imparcial — vuestra magnífica nueva cazadora, Rose Granger-Weasley.


Las aclamaciones inundan la sala. Scorpius aplaude de pie junto a Rose.


— ¿Tú también la aplaudes? — pregunto Albus — Detestamos el quidditch y además Rose juega en el equipo de otra casa.


SCORPIUS


Es tu prima, Albus. Además es la hermana de Violett.


— ¿Crees que ella me aplaudiría a mí? — pregunto la nombrada.


Los alumnos rodean de nuevo a Albus mientras, de repente, empieza una clase de Pociones.


— Albus Potter — hablo Polly Chapman —. Un personaje irrelevante. Ni los retratos lo miran cuando sube por las escaleras.


Albus se inclina sobre una poción.


— Y ahora añadimos… ¿qué era, cuerno de bicornio?


— Que se arreglen él, la Weasley fantasma y el hijo de Voldemort — dijo Karl Jenkins.


— Con unas gotas de sangre de salamandra… — seguia Albus.


La poción estallo con gran estruendo.


— Vale — dijo Scorpius —. ¿Cuál es el contraingrediente? ¿Qué tenemos que cambiar?


— Todo — respondio Violett.


Y entonces el tiempo da otro salto hacia delante. Los ojos de Albus no tienen su brillo caracteristico, el cabello menos brillante, la piel, más amarillenta. Sigue siendo un chico atractivo, aunque él no quiera reconocerlo.


Y de pronto se encuentra de nuevo en el andén nueve y tres cuartos con su madre, que aún intenta convencerlo (y a sí misma también) de que todo está bien. Ambos tienen un año más.


— Tercero. Un curso importante. Aquí tienes tu autorización para ir a Hogsmeade.


— Odio Hogsmeade.


— ¿Cómo puedes odiar un sitio en el que no has estado?


— Porque sé que estará lleno de alumnos de Hogwarts.


Albus hace una bola con el papel.


— Pruébalo, anda — la animo Hermione —. Es tu oportunidad de ponerte las botas en Honeydukes sin que se enteren tus abuelos… ¡No, Albus! ¡Ni se te ocurra!


— ¡Incendio! — exclamo Violett, apuntando con su varita.


La bola de papel arde y se eleva por el escenario.


— ¡Pero qué tontería! — exclamo Hermione.


— Lo más curioso es que no esperaba que funcionara. Nunca lo he intentado.


— Lettie… Violett, he intercambiado búhos con la profesora McGonagall. Dice que te estás encerrando en ti misma, que no participas en clase, que estás malhumorado, que…


Violett resoplo.


— ¿Y qué? ¿Qué te gustaría que hiciera? ¿Que me volviera popular a base de magia? ¿Que me cambiara de casa mediante un conjuro? ¿Que me transformara en mejor estudiante? Lánzame un hechizo y conviérteme en lo que tú quieras, ¿vale, papá? Así todo será más fácil para los dos. Ahora tengo que irme. He de tomar un tren. Y encontrar a mia amigoa.


Vioett corre hacia Scorpius, que está sentado sobre su maleta, ajeno a todo.


Poco despues aparece Albus.


— Scorpius… — dijo contento — Scorpius… — repitio, ahora preocupado — ¿estás bien?


Scorpius no dice nada. Violett trata de interpretar la mirada de su amigo.


— ¿Tu madre? ¿Ha empeorado?


— Tanto, que ya no puede empeorar más.


Albus y Violett se sientan al lado de Scorpius.


— Creí que nos enviarías un búho…


— No sabía qué deciros.


— Y ahora somos nosotros los  que no saben qué decir — dijo Violett.


— No digan nada.


— ¿Hay algo que podamos…?


— Venir al funeral.


— Por supuesto — afirmo Albus.


— Y ser mis buenos amigos.


Y de pronto aparece el Sombrero Seleccionador. Volvemos a estar en el Gran Comedor.


¿Os da miedo lo que oiréis?


¿Que pronuncie el nombre que teméis?


¡Ni Slytherin! ¡Ni Gryffindor!


¡Ni Hufflepuff! ¡Ni Ravenclaw!


Tranquilo, niño, yo sé lo que hago.


Aprenderás a reír, después de un mal trago.


— Lily Potter.


— ¡GRIFFINDOR!


— ¡Sí!


— Granger-Weasley, Hugo.


— ¡Gryffindor!


— Fantástico — dijo Albus.


— Genial — murmuro a su vez Violett.


— ¿De verdad creían que la pondrían con nosotros? — pregunto Scorpius — Los Potter y los Granger-Weasley no van a Slytherin.


— Hay uno que sí — corrigio  Albus —. Y una Granger-Weasley que tambien.


Albus intenta pasar desapercibido, y los demás alumnos se ríen. Los mira a todos con intención.


— No lo escogí yo, ¿sabéis? Yo no escogí ser su hijo.


 


Nota de la autora:


Como el titulo indica, son recuerdos de Violett, lo que significa que no estan totalmente conectados. Lo siento por reciclar las charlas de Albus y Harry para hacer las de Violett y Hermione, quizas más adelante las modificare, pero por ahora se quedaran así.


Hasta luegito, patitos.

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