Cuando Gwen, Ginny y Molly salieron, las mellizas estaban contemplando con emocion sus varitas.

Estaban llendo de camino a Flourish y Blotts, pero algo llamo la atencion a Gwen, era una tienda de animales.

— Mami, siendo que deento de poc es mi cumpleaños, ¿me podria comprar una mascota? — dijo Gwen, haciendo ojitos de cachorro abandonado.

Despues de mucho insistir, las mellizas y su madre estaban en la tienda de animales.

No había mucho espacio dentro. Hasta el último centímetro de la pared estaba cubierto por jaulas y estanterias. Olía fuerte y había mucho ruido, porque los ocupantes de las jaulas chillaban, graznaban, silbaban o parloteaban.

Un par de sapos rojos y muy grandes estaban dándose un banquete con moscardas muertas; cerca del escaparate brillaba una tortuga gigante con joyas incrustadas en el caparazón; serpientes venenosas de color naranja trepaban por las paredes de su urna de cristal; un conejo gordo y blanco se transformaba sin parar en una chistera de seda y volvía a su forma de conejo haciendo «¡plop!». Había gatos de todos los colores, una escandalosa jaula de cuervos, un cesto con pelotitas de piel del color de las natillas que zumbaban ruidosamente y, encima del mostrador; una enorme jaula de ratas negras de pelo lacio y brillante que jugaban a dar saltos sirviéndose de la cola larga y pelada.

Molly se acerco al mostrador, mientras que las mellizas exploraron el lugar.

Habia lechuzas, buhos, gatos, ratas, sapos... Pero lo que más le llamo la atencion a Gwen fue una gata de apariencia joven. 

Sus orejas apenas cabian en su cabeza, tenia una diminuta nariz rosada, ojos color celestes verdosos y el pelaje negro con una mancha blanca en el pecho y otra en la punta de la cola.

Apenas vio a Gwen, la gatita maullo para despues ronornear. La pelirroja alargo la mano para acariciarla y la gatita se froto la cabeza en ella.

Otra mano aparecio en el campo de vision de Gwen y acaricio a la gatita.

— Que linda — dijo Ginny.

Gwen acintio, cargo a la gata en brazos y fue al mostrador.

— Ocho sickles y once knuts — dijo la bruja del mostrador.

Gwen pago el precio y, ahora sí, fueron a Flourish y Blotts.