Los Dursley vivían en rascacielos allí por el mundo. No paraban de mudarse, así que era muy difícil mandarles una carta o un paquete. Aquel rascacielos en un bonito barrio, el de Privet, era su último destino.
La señora Dursley tenía un hermanita, doña Po-Potas. Al principio se caían bien, hasta que Petunia se dio cuenta de que Liliput era un tanto extraña, así que ya no solían quedar a cenar al Burger King.
Un martes lluvioso, llegó al edificio un tipejo con gorra de rapero y capita con estrellitas y lunitas. Llevaba gafas de sol y una perilla ridícula, y encima llevaba una mochila que parecía llorar. ¿sería mágica? Petu no lo creía, hasta que el ascensor llegó a su planta, la 241. El tipo dijo:
-¿Qué pasa, guapi? Soy Dumble.
-Oh!! yo Petu, y estos son Verni y Dud.
- Hey a vosotros también. Este es Harry.- Les dio la mochila con una cartita super mona. - ¡¡Chouí!!

Cuando se piró, leyeron la carta (y eso que solo Petu sabía leer) Ponía:
Hola soy Harry. Mis papis, James y Lily Po-Potas, la han palmao. Adoptadme please.
No era la caligrafía de un bebé metido en una mochila, supusieron que era del anciano rapero con perilla.
¡¡Qué cosas, la pequeña Lily había palmado!! Bien, se dijo Petu. Ahora seré la favorita.
Adoptaron a Harry, y descubrieron que era un niño normal cuando le sacaron de la mochilita. Eso sí, tenía una cicatriz en forma de corazón.