Pasaron horas y empezó a anochecer. Estaban llegando a la costa del país, cuando apareció una luz al final de las vías del tren y todos miraron por la ventana. Fuera había dos magos con las varitas apuntando al tren, cuando el tren estuvo a punto de atropellarlos los magos lanzaron un hechizo al tren, hubo un fuerte resplandor y el tren apareció en otro lugar, había árboles y flores por todas partes y atrás se veía una hermosa playa, pero no era la misma playa de antes, era diferente, y estaban en un lugar diferente. Al frente había una puerta, antigua pero muy bonita. Alrededor de la puerta no había nada ni nadie, solo estaba el tren.
Avanzaron un poco y pararon justo delante de la puerta. Todos bajaron y se colocaron frente a la puerta, la profesora Mcgonagall movió la varita y la puerta se abrió, dentro de la puerta apareció una gran sala y en medio de la sala había una persona, pero desde fuera se seguía viendo solo la puerta.