Sin familiares vivos conocidos, sin sus padrastros muggles, sin su tutor Severus Snape, sin su buen amigo Vladimir Bloodstain, sin ningún lugar a dónde ir, ojeroso y abatido por el sufrimiento, Ludwig Henrich pasó las vacaciones en Hogwarts ayudando con las labores de reconstrucción, pese a tener su rostro cubierto por su cabellera desgreñada ya se le notaba algo de bigote y barba en la cara del jovencito de 14 años.
Ese año, tras empezar el curso lectivo, la nueva Directora Minerva McGonagall llamó a Henrich para conversar con él:
Minerva: Estimado Señor Henrich, el director de Ilvermory me envió una carta que resulta de especial interés para ud.
Ludwig: ¡Ah! ¿Y eso, Señora McGonagall?
Minerva: En Ilvermory se sabe de las muchas personas que ayudaste como infiltrado en las filas de Voldemort, siendo tan joven y valiente, el Señor Agilbert Fontaine expresa su profundo deseo de conocerlo, además, la bruja Isolt Sayre quien fundó el Colegio Ilvermorny de Magia y Hechicería era descendiente de Salazar Slytherin y, por lo tanto, familiar suyo.
Ludwig: Pero imagino que ella murió hace mucho, ¿Eso de qué forma me puede ayudar?
Minerva: Hasta donde sé, el único familiar de sangre que has conocido del cual tengas recuerdos es Tom Riddle, si vas a Estados Unidos de América y ves el legado de Isolt tendrás otra perspectiva de tu árbol genealógico, quizá te ayude a redescubrir la luz en tu corazón después de todas las cosas por las que has pasado durante los anteriores tres años.
Ludwig: Gracias… iré.